“Votá al coreano”: El spot que rompió el algoritmo y pone en foco a la Ciudad
15 Mayo 2025
En una campaña más parecida a un loop eterno de promesas recicladas, apareció él. Trajeado, sonriente, con mate, termo y Copa del Mundo sobre el escritorio. Y una frase que ya se ganó su lugar en el podio de los spots más virales del año: “Harto de que no sepan cómo administrar la Ciudad… Votá al coreano.”
Así, sin rodeos ni jingles marketineros, Alejandro Kim, candidato a legislador porteño, se metió en la conversación electoral con una lógica simple y contundente: el abandono es tan grande que ya ni hace falta explicarlo. Y ante ese panorama, él aparece como la opción disruptiva, inesperada y bien plantada para ocupar un lugar en la Legislatura .
Kim es argentino, de padres coreanos, y peronista desde siempre. “Soy Alejandro Kim. Argentino. Peronista”, dice con una sonrisa cómplice, mientras acaricia su mate como quien acaricia una identidad sin etiquetas. Porque en un país donde la argentinidad se celebra más con memes que con definiciones doctrinarias, Kim entendió el código: hablar claro, con símbolos cercanos y sin subestimar al votante.
El spot no se anda con vueltas, muestra a un candidato que no promete soluciones mágicas, pero sí se planta desde un lugar distinto. “Si te cansaste de que te enrejen la plaza, en vez de darte más seguridad, votá al coreano”, dice el video con tono irónico pero real. Y en una ciudad donde el hartazgo crece entre obras eternas, árboles que caen y barrios olvidados, la frase resuena como cachetada suave, pero firme.
¿El spot se viralizó? Por supuesto. Pero más allá del algoritmo, lo que puso en marcha fue algo más interesante, una conversación sobre lo que esperamos de quienes nos representan. Y también sobre lo que estamos dispuestos a cambiar. En tiempos donde todo parece estar guionado, Kim se muestra como lo que es: un tipo común, hijo de inmigrantes, que ama el país y quiere discutir en serio qué hacemos con esta Ciudad.
Queda poco para saber si Alejandro Kim se convierte en legislador. Pero una cosa está clara: su campaña ya logró lo que muchas otras no pueden ni pagando pauta —llamar la atención con honestidad, con identidad, y con una cuota justa de humor. Porque cuando todo parece perdido, siempre queda el mate... y el coreano.